Si entraste a esta nota, es porque varias veces el amor se torna “demasiado para ti”, y sientes la inmensa tentación de morder a quien descontrola tus sentidos.
Tanto con una pareja al escuchar unas lindas palabras, o ante los cachetes o piernas gorditas de un bebé. Ya sabes, estamos hablando del deseo de “comer” literalmente al otro, en forma positiva, claro.
“Me lo quiero comer” es una frase que sigue esta lógica. Si bien puede parecerte extraño, debemos contarte que esta tendencia no tiene nada de malo. De hecho, es algo muy frecuente y común según los científicos de la Universidad de Yale.
Está comprobado que este tipo de “mordeduras” no posee voluntad de violencia, sino que sirven para descargar emociones positivas.
Este comportamiento se llama “agresión tierna”, y en algunas ocasiones tiene como fin social ayudarnos a controlar las emociones.
Regulamos nuestras emociones de muchas maneras, una de ellas, es mordiendo sin violencia.
Lo que sientes al desear morder a la persona que amas es simplemente una salida de tu cerebro para no volverse loco de ternura.
Es decir, esta reacción es sólo una respuesta natural del cuerpo ante el cúmulo de emociones de gran intensidad. Esta es una forma más de expresar tu amor hacia aquella persona. Otros ejemplos son llorar por felicidad u orgullo, o reír a carcajadas sólo por nervios.
¿Mordidas con buenas intenciones?
Lo interesante de este comportamiento es que, la mordida, no será dada con intenciones de hacer daño. Todo lo contrario, canaliza emociones felices y positivas. De hecho, muchas veces este comportamiento, va acompañado con un pequeño beso al final. Así que la próxima vez que quieras apretar o morder a tu pareja cuando te sientas lleno de amor, con respeto y cariño, ¡expresa tus ganas!