Tiene 78 años y vive solo. Sus vecinos le devolvieron la alegría y la dignidad.
Su caso no es una excepción, lamentablemente es algo que ocurre más seguido de lo que quisiéramos. Muchos ancianos en el mundo entero viven en condiciones terribles. Para fortuna de don Roberto, sus vecinos le cambiaron la vida. Devolvieron su felicidad y su sonrisa.
Su hogar estaba en pésimo estado, vivía solo y ni siquiera tenía luz o agua caliente. Un día abrió la puerta sin saber que todo cambiaría, eran amigos del barrio, quienes lo «adoptaron», renovaron su casa y cambiaron su vida.
Así fue la primera vez que lo visitaron:
Su nombre es Roberto y tiene 78 años. Vive en la soledad, en un barrio de Sao Paulo (Brasil), sin luz, un baño en condiciones, muebles o una cama. Dormía en un sofá incómodo, lejos de la comodidad y confort que debería tener.
«La situación en la que vive es muy triste y, gracias a la solidaridad de un grupo de vecinos, nos unimos a ellos para renovar su casa y cambiar esta historia. Roberto es una persona dulce y recién ahora está aceptando ayuda por su miedo al coronavirus. Desde entonces, nos hemos turnado para preparar su almuerzo y cena y siempre lo tomamos caliente y con mucho mimo».
Su hogar parecía abandonado, como destacan desde Razões Para Acreditar. Ni la ducha ni el inodoro funcionaban bien, de hecho tenía que bañarse con agua fría en pleno invierno. Tampoco tenía muebles, más que un viejo sofá donde dormía. El piso estaba roto y suelto.
Pero la solidaridad y el amor siempre pueden más. Cuando los vecinos del sector se enteraron de su caso, decidieron colaborar y se armó una comunidad para ir en su ayuda. Hicieron una colecta y le donaron muchísimas cosas, todas en directo beneficio de don Roberto y su hogar. El cambio es impresionante.
El baño, que antes era peor que el de una discotheque, ahora luce fantástico, en condiciones perfectas para un anciano. Lo mismo hicieron con su cocina, donde pusieron gran parte de las donaciones: Desde un refrigerador hasta un horno microondas. Se lo merece, sin dudas.
Le regalaron un pequeño televisor moderno, además de un sofá cómodo y muy bello. Le quedó una confortable sala de estar, donde pasará sus tardes sin frío.
Gracias al trabajo en equipo y la solidaridad de estos vecinos, Roberto recuperó su vida. ¡Buenas acciones hacen a las buenas personas!
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