Para criar a los pequeños hacen falta tener mucha paciencia, ingenio, creatividad y mucho amor. Por eso hoy les traemos unas cortas historias, en las que algunos padres han usado toda su imaginación para educar a sus hijos, lecciones de vida que nunca olvidaran.
Esto es lo que han hecho algunos padres para educar a sus hijos:
Mi padre colocaba un huevo Kínder a las gallinas y yo creía que las gallinas eran mágicas y lo ponían para mí.
Mis padres y yo fuimos a Francia de vacaciones, yo quería llevar el gato a casa, pero mi padre me dijo que este gato no hablaba el mismo idioma que nuestras mascotas y me pareció razonable.
Mi padre me hizo creer que era un agente secreto, un día me llevo a su trabajo y dijo que iba a desactivar una bomba, me pidió cortar el cable correcto y no debía equivocarme, pues la bomba explotaría. Por lo tanto no acepte la misión, era mucha responsabilidad con 5 años que yo tenía.
Cuando era muy chico mi padre me dijo que los kiwis eran realmente huevos de mono y que de allí saldrían pequeños monitos. Se pudrieron de tanto esperar este acontecimiento.
Cuando iban a operar a nuestra hija, nos preparamos una semana antes. Compramos todo tapa bocas, cubre zapatos y demás implementos. Nos los colocamos día a día y jugábamos. El día de la operación la niña no lloro y ella pidió que le colocaran todo, no hubo ningún trauma psicológico luego de la operación.
Mi madre debía salir y mi hermana no paraba de llorar, así que mi padre dijo en voz baja, si mamá se va, será el día de la desobediencia. Así que paró el llanto y se quedaron en casa con papá. El coloco un gran papel en la pared y allí pintaron alegremente. Todos esperaban ansiosos que llegara mamá, pues se sorprendería de sus travesuras.
Según mi madre cuando yo mentía un lunar rojo se dibujaba en mi frente, por lo tanto cuando iba a decirle alguna mentira, me tapaba la frente. ¡Genial esta madre!
Mi madre decía que existía un código penal que prohibía a los pequeños pintar en la pared.
Cuando mi esposo se quedaba a cargo de los niños, el inventaba un juego que se llamaba el rey del sofá, así que estar sentado allí era un privilegio. Por lo tanto gran rato pasaba sentado yo, creyéndome alguien destacado de la realeza.
Los dentistas agradecen cuando los padres a escondidas le dan regalos para que al terminar la consulta con sus hijos, este sea el regalo que premie su valentía.
Cuando yo comía espinacas, mi madre me decía que me veía muy fuerte.
Las fotos antiguas eran en blanco y negro, y mi padre me dijo que ahora son a color, pues existe una máquina de color en el Polo Norte, y gracias a la Aurora Boreal se imparte el color a todo el mundo.
¿Tus padres que historias te decían cuando eras un niño? ¿Qué inocentes, verdad?