Hacia fines del siglo XIX, en casi todo Latinoamérica las mujeres tenían prohibido el voto, sólo por el hecho de no ser hombres. Tampoco podían divorciarse, querellar ante tribunales, suscribir documentos públicos ni poseer derecho sobre sus bienes patrimoniales.

Pero un gran ejemplo de que las minorías siempre fueron fuertes y se mantuvieron en lucha, fue el periódico "La voz de la mujer". Este fue publicado por primera vez en Buenos Aires, el 8 de enero de 1896 y, en total, salieron nueve números. Cada uno de ellos, tuvo más de mil tiradas.

Puntualmente en Argentina, se atravesaban diferentes cambios. Uno de ellos, impulsado por la ola europea, era la creciente participación femenina en el mundo laboral. Esto podrá volarte la cabeza pero, se estima que, en 1895, las mujeres ocupaban sólo el 20% de los puestos existentes. Su cupo se centraba en trabajos como docentes, mucamas, oficinistas, cigarreras, lavanderas y costureras. La mayoría de estas, estaban recién llegadas de Europa, escapando del hambre.

La voz de una mujer silenciada

Si bien en el país ya se editaban revistas de mujeres, ninguna complejizaba el rol de la mujer en la sociedad. “La voz” problematizó y expuso muchos de los focos de desigualdad. Esto sí fue muy avanzado para la época.

La mayoría de sus redactoras eran de origen español o italiano. Esto las dotaba de una impunidad necesaria para el contexto político local. Escribían sobre la opresión de las mujeres en el ámbito laboral y lo que llamaban la "esclavitud doméstica". En la segunda edición queda clara esta temática: "Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nosotras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre".

Sus autoras aclaraban en cada portada que la revista sale a la venta "cuando puede y por suscripción voluntaria". Estas mujeres, pertenecientes a un grupo de "comunistas anárquicas", escribieron sobre política, de religión, educación, pobreza y de sexualidad e un escenario donde la mujer estaba invisibilizada por demás.

Amor libre


Sus escritoras comenzaron a abordar el tema cuestionando a la familia tradicional y rechazando la autoridad del hombre sobre la mujer. Se preguntaron por qué las parejas debían estar atadas de por vida a las obligaciones matrimoniales y alertaban que la crianza de los hijos recaía sobre las mujeres.

Además, enfrentaron en sus editoriales a aquellos que criticaban al periódico y defendieron su libertad de expresión. ¡Este derecho debemos defenderlo aún hoy ya que algunos hombres parecen no haber evolucionado con el correr de la historia!

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