Al día de hoy, ya ni siquiera sabemos a qué información brindamos acceso o a qué no cuando instalamos una aplicación en nuestros dispositivos o cuando aceptamos los términos y condiciones al completar un registro. Sin embargo, cuando vemos una publicidad de restaurantes después de haber estado hablando de salir a cenar con nuestros amigos, se enciendan las señales de alerta. ¿Todo esto pueden ver y escuchar?
La línea entre dar información y no darla es tan delgada que ya nos marea. Pero, ¿nuestras contrasñas tampoco son privadas?
La palabra de Max Zuckerberg
"Descubrimos registros adicionales de contraseñas de Instagram almacenados en un formato legible. Ahora estimamos que este problema afectó a millones de usuarios de Instagram", declaró la empresa el pasado 21 de marzo sobre esta brecha de seguridad.
Si bien una investigación interna de Facebook, determinó que "estas contraseñas almacenadas no se usaron internamente de forma malintencionada ni hubo acceso indebido a ellas", todas las personas que poseen cuenta no tardaron en enviar sus comentarios via Twitter a Mark Zuckerberg.
La compañía, que compró Instagram en abril de 2012, añadió que notificará a los usuarios afectados, tal como lo hizo previamente al descubrir que en los servidores internos se almacenaban de 200 a 600 millones de contraseñas de Facebook sin cifrado.
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