Sabemos que suena bastante mal pero, además de contaminar increíblemente la tierra, también estamos contaminando su alrededor.
El término “basura espacial” no se refiere al tipo de desechos que piensas, como por ejemplo, bolsas de plástico flotando entre las estrellas. Se trata de escombros de gadgets espaciales que al estallar –como hacen los cohetes– o tras colisionar –como los satélites– producen escombros que se quedan orbitando alrededor de la Tierra y generan una contaminación difícil de manejar.
Pero aunque esta basura no sea la misma que generas tú en tu casa, lo cierto es que estamos contaminando el espacio, y esto es responsabilidad de todos. Imagina que, los satélites son ese dispositivo que necesitamos para hablar por celular o conectarnos a Internet, entre miles de millones de otras funciones. Y como la mayoría de nuestras invenciones, los también tienen una vida útil, lo que en algunos casos genera un residuo que queda orbitando alrededor nuestro.
¿Qué problemas puede generar?
Según distintas perspectivas de científicos, la basura espacial puede ocasionar reacciones en cadena indeseables: mientras más basura hay, más escombros se forman. Esto hace que una parte del espacio quede inutilizable, lo que será una tremenda noticia para las telecomunicaciones y navegaciones. Además, los escombros viajan a velocidades muy rápidas, lo que puede dañar a nuevos satélites y estaciones espaciales.
¿Podemos hacer algo al respecto?
Afortunadamente, existe un proyecto que busca limpiar el universo. Mediante la concienciación sobre la basura espacial, Space Waste Lab, ayuda a visualizar esta basura a través de luces led con el objetivo de que, las agencias espaciales como la Agencia Espacial Europea puedan capturarla.
Este proyecto científico aglutina ingenieros y diseñadores que, además de desarrollar tecnología que suma a la causa, también generan conciencia en la sociedad mediante series, películas, charlas y exposiciones.
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