Si bien existen diversos y múltiples enfoques para abordar la igualdad de género, todas las teorías y personas del mundo coinciden en que su objetivo es crear las condiciones sociales, culturales, sexuales y económicas para que hombres, mujeres, lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros tengan la misma posibilidad de ejercer plenamente sus derechos.
¿Cómo se logra esto? Para empezar, dejando de lado los estereotipos y roles que nos han impuesto, como también los privilegios y desventajas que vienen aparejados junto a ellos.
Si bien, y por supuesto, la equidad de género es mucho más complejo que esto, existen cinco principios que podemos entender para lograr este camino de perspectiva de género.
5 principios para abordar la igualdad de género
1. No se trata de una rivalidad
Esto no se trata de una competencia por el poder ni mucho menos por privilegios. Es preciso entender que, mientras haya desigualdad, no habrá ganadores. ¡Todo lo contrario! Es la sociedad en general la que estará oprimida de una u otra manera.
2. Somos distintos y eso está muy bien
Cada persona tiene distintas facultades, habilidades, historia y contexto, independientemente de su género. Estas diferencias nos enriquecen y fortalecen como sociedad. Lo importante es ser tolerantes con el otro, y respetarnos como comunidad.
3. Todos los privilegios deben (y son) cuestionables
¿Realmente no te hace ruido ganar más dinero que tus compañeras por hacer la misma tarea? ¿Y tú, en serio te sientes cómoda -y no te condiciona para nada- que tus compañeros o compañeras de cita te paguen la cuenta? Estos ejemplos llanos de privilegios están enraizados en estereotipos de género que nos limitan y violentan.
Cada vez que entres en duda sobre una situación en la que saliste ganando, cuestiónate: ¿habría obtenido el mismo resultado si fuera del sexo opuesto? Si tu respuesta es “no”, ya conoces la conclusión. Preguntarnos desde un sentido crítico siempre lleva a la reflexión y es ella la que verdaderamente nos llevará a cambiar nuestras acciones.
4. Habla menos, haz más
No servirá de nada que marches en favor de la igualdad si criticas a otras mujeres por cómo se visten o eres prejuicioso/prejuiciosa con una compañera travesti, trans, o un conocido homosexual. Opinar es trasladar nuestro pensamiento a la vida pública. Nunca olvides que la realidad se construye desde el discurso que poseemos.
5. Entiéndelo de una vez: ¡no todo se trata de ti!
Al escuchar sobre la preocupación general que existe ante un femicidio, ¿alguna vez has dicho “a los hombres también nos matan”, o algo por el estilo? Cuando te enteras que un hombre fue acosado, ¿contestas “a nosotras nos pasa todo el tiempo”? Competir en este plano no es una forma de apoyar al otro o a la otra, al contrario, deja en evidencia nuestra incapacidad para empatizar con los demás. Sin poder ponernos en los zapatos de quien tenemos en frente, ¿cómo podríamos pensar en construir un mundo más justo?
Lo fundamental al abordar una perspectiva de género, es entender que no está dada por sentada bajo ningún punto de vista, en ningún ámbito en el que nos movamos. Esta, se construye día a día en base a cuestionamientos críticos, desarrollando nuestro sentido de la empatía, siendo respetuosos y respetuosas y sobre todo, con discursos que generen acciones.
Al tomar una decisión personal, como por ejemplo cómo vestimos, pensamos o qué hacemos con nuestro cuerpo, se convierte en una cuestión política que repercute en toda la sociedad. Ahora tu ¿quieres una sociedad justa? Entonces la tarea para el hogar es esta: reflexiona, exprésate y actúa como si ya estuviésemos conviviendo en ella.