Pues sí que el tema de hoy es algo serio, pero queremos tratarlo de la manera más pedagógica posible ya que es una realidad que tarde o temprano llegará: la muerte de un ser querido, la despedida de esta vida a un lugar mejor, algo en lo que coinciden muchas religiones.

Este artículo nada tiene que ver con lo esotérico o el más allá, tómalo como un mapa indicativo o guía con la que podrás identificar, de acuerdo a lo que describiremos más adelante, cuáles son esas señales naturales (del propio cuerpo) que nos anuncian que un ser que estimamos está pronto a decir adiós.

El conocer los síntomas que anuncian la muerte quizás te permita actuar de una manera diferente frente a esa persona. Puede que seas más comprensivo y el dolor ante la futura ausencia física se vuelva más llevadero.

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Las ganas de comer desaparecen

Cuando la muerte está cerca, las ganas de comer desaparecen, hay pérdida del apetito. Es normal que la persona en su lecho de muerte se niegue a probar algún alimento, y en caso de hacerlo opta por las sopas o papillas, ya que en esa etapa terminal se les dificulta tragar.

Cómo actuar

No obligar a la persona a comer, escoger líquido para hidratarla, algo fresco como un helado o agua saborizada, que se le pueda ir suministrando de a poco. En el caso de que la persona definitivamente se niegue a comer, se le puede pasar una toalla húmeda por los labios, y aplicarle en los mismos manteca de cacao para que no se le agrieten, ya que por lo general estás personas están con la boca entreabierta porque también se les dificulta respirar.

Mucho sueño y cansancio

La persona que está próxima a morir pasa la mayor parte del día y la noche durmiendo, la falta de alimentos y energía mantiene a la persona como inmersa en un estado de agotamiento físico que le hace casi imposible permanecer despierto por largo rato.

Cómo actuar

Deja que la persona descanse y permanezca lo más tranquila posible, en paz. Recuerda que aunque esté con los ojos cerrados puede escucharte, por lo tanto hablarle nunca estará de más. Cuéntale alguna anécdota o simplemente dile lo mucho que lo quieres, el lugar que ocupa en tu vida. Que no se sienta solo.

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Que se muestre confundido

En esa etapa, muchos de los órganos comienzan a dejar de funcionar lentamente. Uno de ellos es el cerebro, por lo que es común que la persona en cuestión desvaríe o mencione alguna palabra sin sentido aparente. Suelen perder la noción del lugar en el que están y por momentos pueden agitarse.

Cómo actuar

Ante todo lo más sano será mantener la calma. Háblale con tranquilidad, busca seguirle la conversación sin contradecirlo y recuérdale en todo momento quién eres tú.

Problemas respiratorios

Es probable que la persona presente problemas para respirar. La forma de inhalar y exhalar el aire se ven como exageradas debido al esfuerzo que conllevan. Las personas pueden presentar tos o hacer ruidos con su garganta. También pueden expulsar flema por la nariz o boca. De ser así, se aconseja limpiarla delicadamente.

Cómo actuar

Aunque estos problemas pueden preocupar más a los familiares que a quien lo está padeciendo, lo ideal una vez más es ir con calma y fijar la atención en el bienestar que se le pueda brindar a la persona. Hay posiciones que pueden facilitar la respiración. Colocarlo semi sentado en la cama, con varias almohadas en la espalda, ayuda.

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Hinchazón de las extremidades inferiores

Las zonas más distantes del corazón, como lo son los tobillos y pies suelen hincharse, ya que el funcionamiento de los riñones cada vez se hace más lento y por ello se retiene líquido.

Cómo actuar

Se puede colocar una almohada debajo de los pies que ejerza cierta altura para que baje un poco la hinchazón. También es recomendable rotar a la persona de posición por cortos periodos de tiempo, para evitar la formación de escaras (o pequeñas ulceras en la piel que suelen presentarse en los pliegues o puntos de apoyo del cuerpo).

Finalmente, pocos días antes del fallecimiento es posible que la persona en cuestión tenga unas horas o un día entero de completa lucidez. Puede que ese ya sea el último adiós definitivo, como un momento más para atesorar en el alma.

Fuentes:

Salud, Nutrición y Bienestar

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