Si te contamos que en 2011, una prestigiosa encuesta sobre cuántas mujeres usan de manera frecuente el preservativo femenino, arrojó que sólo el 1% de ellas son usuarias regulares, no te sorprenderás. Ahora bien, ¿si te decimos que la mayoría de las mujeres del mundo no lo usan por el simple hecho de no conocerlo?
¡Dejemos de vivir en la ignorancia sexual y anímate a conocer esta gran herramienta que aporta mayor autonomía sobre nuestra fertilidad!
¿Cómo es?
Claramente su forma no va a llamarte la atención: es un formato muy parecido al condón masculino. La diferencia es que el femenino, está formado por dos aros. Uno (el más pequeño) quedará introducido en la vagina y el otro (de tamaño mas grande) quedara por fuera en todo el acto de relación sexual.
Otra diferencia radica en su material de fabricación: amigas y amigos alérgicos al látex, ¡bienvenidos al paraíso! Y, nunca está de más aclararlo, por supuesto que previene las enfermedades de transmisión sexual y posibles embarazos.
¿Cómo se usa?
Su aplicación es muy parecida a la colocación de un tampón. Lo importante es asegurarse que el aro pequeño de uno de los laterales quede colocado dentro de la vagina, lo más profundo que alcancemos. Así, el final del preservativo (aro grande) quedará por fuera y, antes de comenzar nuestra relación sexual, el pene debe introducirse dentro del condón. Dato importante: no debes estar sosteniéndolo durante el acto sexual, esto funciona por sí solo.
Su precio es símil al del mal llamado “preservativo convencional”. ¡Además, puedes adquirirlo en farmacias con mucha facilidad! Si te quedan algunas dudas puedes consultarlo con tu ginecóloga y también experimentar con uno de prueba.
Vamos, empodérate también en este plano y lleva el control de tu vida dentro de tu cartera.