Entre las tantas cosas curiosas que existen en el mundo, está el por qué se le da un nombre de hombre o de mujer a los fenómenos meteorológicos. Aunado a esto se suma la creencia de que si se escoge un nombre femenino, el suceso atmosférico es más mortífero.
Cabe destacar que los fenómenos climatológicos ocurren mayormente por las variaciones de temperatura y densidad del aire (cantidad de masa de aire por unidad de volumen) de un lugar a otro. Entre los más graves están las tormentas, tornados, huracanes y tifones.
La razón por la que se pone nombre
Así como las personas deciden colocarles nombres a sus hijos o mascotas para identificarlos sucede con los fenómenos meteorológicos. En principio se utilizaba el nombre del santo del día. Ese es el motivo por el que al huracán ocurrido el 26 de julio de 1825 en Puerto Rico se le llamó Santa Ana.
Posteriormente el meteorólogo británico, Clement Lindley Wragge, comenzó a darle nombres bíblicos femeninos a los sucesos atmosféricos, aunque en ese tiempo también se escogía la fecha en la que ocurrían para designarlos y se acompañaba de una letra del alfabeto, por ejemplo 1986A, pero esto resultaba complicado y se prestaba a confusión para quienes debían poner esos nombres en carteles de alarma y hasta para los que reseñaban la información, la prensa.
Por lo descrito anteriormente fue que a partir de 1979 quedaron asentados puros nombres de personas y se comenzaron a incluir los masculinos. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos así lo acordaron.
¿Cómo se escoge?
Un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial creó una lista con los nombres de los fenómenos meteorológicos para un periodo de seis años. Cada zona tiene su propia lista de nombres. Se establecen por cada letra del alfabeto a excepción de la Q, U, X, Y y Z.
Existen seis listas rotativas de nombres para la cuenca del Atlántico y el Pacífico, cada año se utiliza una de ellas y transcurridos los seis años, de forma cíclica, se vuelve a usar la primera.
La única forma de cambiar un nombre es cuando este genera sensibilidad por los estragos causados en el pasado. Tal es el caso de Tracy (1974), Mitch (1998), Katrina (2005), Irene (2011), María (2017), entre otros.
Por su parte, China cuenta con su propio servicio de pronósticos meteorológicos llamado “Administración Meteorológica China”, al igual que Filipinas, con su “Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas”, conocido como PAGASA, por sus siglas en inglés.
¿Mito o realidad lo del género del nombre?
Expertos refieren que el género del nombre tiene efectos sobre la intensidad del fenómeno climatológico por un factor social.
Un estudio publicado en 2014 por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, que midió las estadísticas de los sucesos meteorológicos ocurridos de 1950 a 2012 bautizados con nombres femeninos y masculinos; arrojó que los que llevaron nombre de mujer ocasionaron más muertes. ¿El motivo? La gente supone que cuando el evento atmosférico tiene un nombre femenino (por aquello del sexo débil) son menores las probabilidades de riesgo, por lo tanto no toman medidas preventivas o se preparan para el desastre.
Fuentes: