Suele suceder en nuestra cama con los auriculares puestos, o en plena fiesta cuando suena tu tema favorito. Incontables veces la música nos llega a lo más profundo de nuestra sensibilidad. Genera cambios de ánimo e incluso logra regalarnos el impuso necesario para encarar el día.
¿Cuántas veces, para sentirte amigo de tu tristeza escuchaste “esa” canción que alivió tu dolor? ¿Cuántas, al llegar al estribillo brincaste para gritar esa frase que tan feliz te hace?
Déjanos contarte que, si al sonar tu melodía favorita sientes una emoción incontrolable, perteneces al grupo de personas llamadas "ultraperceptivas". Al parecer, no es tan regular esto que sientes cuando se te eriza la piel y se cierra la garganta.
El hallazgo ultraperceptivo
Hace algunos meses, un ex estudiante de Harvard, Matthew Sachs se encargó de estudiar un poco más sobre este fenómeno curioso. Con el objetivo de entender “por qué” se desencadenan estos escalofríos al escuchar música, Sachs analizó a 20 sujetos.
Diez de ellos admitieron expresar estas sensaciones, y otros diez, expresaron no sentir absolutamente nada. Luego de escanear sus cerebros, Sachs descubrió que quienes poseen apego emocional y físico a la música, también presentan diferentes estructuras cerebrales.
Esto se traduce en mayor comunicación entre las fibras conectoras de la corteza auditiva y las áreas que procesan las emociones.
La piel de gallina se debe a una mayor comunicación entre la corteza auditiva y las áreas que procesan emoción. Dichos cerebros se encuentran más desarrollados que el de quienes sólo nos emocionamos si nuestra canción favorita suena cerca de nuestros amigos en una fiesta.
Los ultraperceptivos acceden con más facilidad a las emociones intensas en general.
Si bien el estudio del ex Harvard fue escueto (sólo de 20 estudiantes), su idea es ampliarlo. Con el objetivo de determinar la causa neurológica de este fenómeno, buscará convertirla en una herramienta para determinados tratamientos psicológicos. ¡Esto sería un gran avance para la musicoterapia!