Lidiar con pensamientos suicidas es más común de lo que parece, pero debido a que es muy difícil hablar de ello, muchas personas tienen conceptos erróneos sobre qué es y qué no es.

Tener pensamientos recurrentes de suicidio se conoce como ideación suicida. Las personas pueden tener una ideación suicida pasiva, es decir, sentir que quieren morir pero no actuar al respecto, o una ideación suicida activa que incluye hacer planes.

Para ayudarte a entender mejor el suicidio y la ideación suicida, recolectamos 10 cosas que las personas que están pasando por esta situación quieren que sepas.

1. No siempre se trata sobre querer morir

Las personas con estos pensamientos pueden sentir que no tienen otra forma de detener el dolor o la desesperanza sobre el futuro. Pueden sentir indiferencia hacia la vida o querer que un accidente o una enfermedad terminen con el sufrimiento. Todos lo experimentan de manera diferente.

2. No todos están en peligro

Cuando se habla de pensamientos suicidas, muchas personas imaginan que significa que alguien está a punto de terminar con su vida. Pero el suicidio existe en un espectro, y la ideación suicida pasiva, que significa no querer estar vivo pero no necesariamente querer morir, es algo de lo que la gente se olvida.

3. Muchas personas viven con ideación suicida

Y se las arreglan para vivir el día a día normalmente. Por eso es importante nunca asumir lo que le está sucediendo al otro. Para algunos, es tan común como sentirse hambriento o cansado.

4. Puede afectar a cualquiera

Sin discriminar por género, edad, o estilo de vida. No siempre se tiene una razón por la cual aparecen estos pensamientos, y no tiene nada que ver con las circunstancias que le hayan tocado en la vida.

5. Pero también puede ser una consecuencia

Los pensamientos suicidas pueden ser un resultado directo de un evento traumático o angustiante. El abuso, los problemas financieros, el remordimiento, el rechazo, la ruptura y el desempleo son posibles desencadenantes de pensamientos suicidas o intentos de suicidio.

6. El suicidio no es egoísta

Para una persona que ha pasado por esta situación, escuchar a la gente decir que el suicidio es egoísta o cobarde es increíblemente dañino, pero además es incorrecto. No hay forma de saber qué es sentirse tan desesperado que la muerte parece ser la única opción a menos que lo hayas experimentado.

7. No siempre hay un determinante

Los intentos de suicidio pueden parecer repentinos y la gente suele suponer que hubo una razón tangible, pero muchas veces es más complicado que eso. Los intentos ocurren cuando alguien siente que ya no puede hacer frente a una situación o a sus sentimientos abrumadores.

8. Recibir ayuda no es una solución mágica

Sí, la ayuda es absolutamente necesaria y puede salvar vidas. Pero dar el primer paso no es la única parte difícil del proceso. Sanar o aprender a manejar los pensamientos suicidas requiere mucho tiempo y trabajo, así que no asumas que porque alguien es suicida es porque no ha buscado ayuda.

9. Hablar sobre el suicidio no aumenta el riesgo de que suceda

Por el contrario, la ideación suicida se lleva a cabo de manera aislada y en silencio. Las conversaciones sobre estos temas no son fáciles, pero es muy importante poder tener un diálogo abierto y hacer las preguntas difíciles para saber como acompañar a la persona.

10. Es más común de lo que crees

Es común pensar que la ideación suicida es algo lejano que le sucede a otras personas que no conoces. Pero cuanto más atento estés a las personas que te rodean que podrían estar lidiando con esto, más podremos normalizar esta conversación. Y cuanto más podamos hablar de ello, más cerca estamos de asegurarnos de que nadie tenga que sufrir solo.

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