La Virgen de Guadalupe es una figura importante en la cultura y religión mexicana. La historia de la Virgen de Guadalupe comienza en 1531, cuando un indígena llamado Juan Diego afirmó haber tenido una visión de la Virgen María en el cerro del Tepeyac, cerca de la Ciudad de México.
Según la leyenda, la Virgen María le habló en náhuatl, el idioma de los aztecas, y le pidió que construyera una iglesia en ese lugar en su honor. Juan Diego fue a ver al obispo de la Ciudad de México, Fray Juan de Zumárraga, para contarle la historia, pero no le creyó. La Virgen María apareció de nuevo a Juan Diego y le dijo que intentara convencer al obispo una vez más. Esta vez, Juan Diego llevó una prueba de la visita de la Virgen María: una imagen de ella impresa en su tilma (un manto de fibra de cactus que llevaba puesto).
Cuando Juan Diego desplegó su tilma ante el obispo, apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe en ella. El obispo quedó sorprendido y convencido de la autenticidad de la visión, y ordenó que se construyera una iglesia en el lugar indicado por la Virgen María.
La imagen de la Virgen de Guadalupe se convirtió en un símbolo importante de la identidad mexicana y del sincretismo religioso entre la religión católica y la cultura indígena. La imagen se ha convertido en un elemento importante de la iconografía católica, y millones de personas acuden cada año a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México para honrarla.