Los niños de hoy nacieron en un mundo tecnológico que cambia vertiginosamente. A algunos padres se les puede dificultar el proceso de la crianza porque estos niños están expuestos a muchos estímulos diferentes y a veces buena parte de la tecnología es desconocida por los padres.
Muchos padres optan por darles independencia a sus hijos y ser liberales, pero hay una línea muy estrecha que puede convertir la libertad en falta de orientación. Y uno de los principios en la relación padre e hijo es el respeto. Si el niño no respeta a sus padres y abuelos, se convertirá en un adulto solitario, arrogante, egoísta y dominante.
Nadie quiere eso para el futuro de sus hijos, es por eso que es importante concentrarse en entablar una relación saludable con los hijos. El niño debe conocerse bien y saber identificar la forma correcta de tratar a las personas que le rodean.
La infancia y la adolescencia son las fases de desarrollo de la personalidad más importantes, así que es cuando el niño más necesita orientación. Durante estas etapas, los niños deben aprender a escuchar, obedecer y respetar.
El respeto es la base de una relación saludable con los hijos
Un niño saludable emocionalmente, es aquel que sabe lidiar con un NO por respuesta. A menudo los abuelos quieren complacer todos los caprichos de sus nietos, y los padres también pueden recaer en esa conducta sobre todo cuando trabajan demasiado y quieren compensar su ausencia. Sin embargo, la permisividad puede ser desastrosa a futuro.
Lo más valioso, lo que tu hijo o tu nieto atesorará por toda su vida, son tus consejos y tus correcciones. Raramente recordará cada vez que cediste a sus berrinches como algo grandioso, en su lugar, un adulto saludable recuerda lo que le enseñaste, los valores y principios que infundiste.
Enseña con el ejemplo. Es cansado repetir muchas veces a un niño la lección que quieres que aprenda, pero ten por seguro que si das el ejemplo, el aprendizaje será mucho más rápido. Por tanto, si quieres criar un hijo respetuoso, humilde y sabio, se el modelo a seguir. Con quienes te rodean, se respetuoso y humilde, porque las conductas de nuestros niños muchas veces son el reflejo de las nuestras, así que naturalmente, el niño adoptará tus buenos principios.
Traer niños a este mundo no solo representa una gran responsabilidad económica, estos son los adultos que exportaremos a la sociedad como familia. Por tanto, es nuestra responsabilidad criar a adultos saludables, amables, respetuosos y humildes. De lo contrario, nuestro trabajo como padres les está empañando la vida y causando un peso terrible a la sociedad que tiene que lidiar con esta persona arrogante, caprichosa e irrespetuosa.
Muchas veces, por complacer el capricho en el momento y dale satisfacción momentánea al niño, les estamos restando oportunidades en el futuro. Concéntrate en moldear el carácter de tus hijos no para que sean como tú quieres, sino para que sean felices.