Posiblemente te has dado cuenta, especialmente si tienes mascota, que los seres humanos dormimos de una forma diferente que otros animales. Mientras que nosotros dormimos una vez por la noche y nos mantenemos despiertos el resto del día, nuestras mascotas duermen en pequeños períodos a lo largo de todo el día.
Es la diferencia entre el sueño monofásico (el nuestro) y el polifásico (el de los animales). Estas formas de dormir no son arbitrarias, sino que tienen un sentido. Para los animales, dormir en pequeñas cantidades, muchas veces al día, les permite estar en estado permanente de alerta.
En un ambiente hostil, su instinto les dice que no es buena idea dormir profundamente durante largas horas. En cambio, los humanos hace milenios que vivimos en sociedad, y esa forma de relacionarnos le ha permitido a nuestro cuerpo adaptarse a un sueño más profundo y duradero.
La ansiedad por tener más horas al día
Sin embargo, es posible acomodar nuestro cuerpo para poder tener un sueño polifásico. De hecho, si te pones a pensarlo, los bebés pequeños también duermen así.
Personas que tienen trabajos muy demandantes, como capitanes de barco, militares o astronautas generalmente se entrenan para dormir en varios períodos cortos, pues deben estar siempre alerta.
Pero últimamente muchas personas están probando este modo de dormir simplemente porque desean tener más horas al día disponibles. Viviendo en un mundo donde “el tiempo es dinero”, las horas de sueño parecen un desperdicio.
Así, hay distintos métodos de sueño polifásico. El más polémico es el “horario Uberman”, quien propone dormir solamente seis siestas de 20 minutos a lo largo del día. Es decir, 2 horas por día totales.
La salud
Los especialistas de la salud no recomiendan este tipo de sueño. Puesto que la hora de dormir no es un desperdicio de tiempo. Al contrario, son las horas que nuestro cuerpo necesita para “recargarse”. El cerebro, los músculos, y todos nuestros sistemas se recomponen durante esas horas.
De acuerdo al Dr. Alon Avidan, dormir es como el tiempo que un pan está en el horno: para que se cocine, es necesario que se quede determinado tiempo en el horno. Si ese tiempo se interrumpe permanentemente, el pan no se hace.
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El experimento
Pero Ryan Bergara es la clase de muchacho que no lo cree hasta que no lo intenta, por lo cual decidió hacer el experimento y dormir 5 horas por día.
Así, durante una semana, durmió un período de 4.5 horas (de 12:30 a 5 am) y dos siestas de 20 minutos durante el día.
¿Qué fue lo que sucedió?
Los primeros días, a Ryan le costó especialmente despertarse, pero una vez levantado pudo realizar sus tareas de forma bastante normal.
Para el tercer día, realizar las tareas habituales le resultaba costoso. Tenía que prestar especial atención para conducir, puesto que los reflejos no eran tan buenos como habitualmente.
Además, estar despierto realmente no estaba siendo útil. Pues estando tan cansado, no tenía fuerzas para hacer nada. “Es estar despierto por estar despierto”, dice en el video.
El quinto día, las cosas se salieron un poco de control. Por ejemplo, Ryan tuvo un ataque de risa de 20 minutos solo porque su jefe le dijo que había hecho hummus casero. Sí, suena un poco a estar ebrio, pero sólo era efecto del sueño.
Para el séptimo día, Ryan claudicó el experimento y durmió un poco más.
La moraleja
Es real que hay ciertas personas que pueden funcionar durmiendo pocas horas al día. Pero son la minoría. La gran mayoría de los seres humanos necesitamos dormir al menos 7 horas por día de corrido, y eso está bien.
Si obligamos a nuestro cuerpo a actuar por fuera de nuestras capacidades, por ejemplo, durmiendo 5 horas al día cuando necesitamos 7, tarde o temprano lo veremos en la salud.
Por eso, antes de decidir en base a tus necesidades productivas, primero debes escuchar a tu cuerpo.
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Fuentes: