Las apariencias engañan, y es un suceso que nos pasa a diario. Cuántas veces hemos juzgado a alguien porque luce humilde o algo sucio, pensamos que se trata de un delincuente o si vemos a alguien que viste un hermoso traje, ese si se gana nuestra confianza. pues presumimos que al vestir tan bien, debe ser alguien digno y merecedor de nuestro respeto.Pero vaya que nos llevamos más de una sorpresa, por juzgar apresuradamente y tildar de bueno o malo a alguien por guiarnos por lo que observamos, cuando en la realidad, resulta todo al contrario. Ladrones muy bien vestidos o gente buena con apariencia algo desaliñada.
Pues la historia que hoy nos atrae, se trata de un granjero quien como todos los días, ronda por el campo y observa las plantas que diariamente riega con amor y entusiasmo, pues de ellas saca su sustento. También alimenta a los animales: las vacas, caballos, perros y gatos, todos pertenecen a su entorno, algunos de compañía y otros de alimento.Cierto día como era costumbre en el, salió a recorrer su finca. Pero algo extraño pudo observar que llamó su atención, se trataba de cuatro pequeños y
hermosos gatos que al parecer alguien había abandonado, lo cual conmovió al granjero y sin dudarlo los tomó y los llevo a su casa, con la idea de alimentarlos y cuidarlos.
Al pasar los días
noto algo muy raro, estos lindos gatos no lucían como los otros, eran muy diferentes y llamaban su atención. Por lo cual decidió entonces acudir a la reserva natural de Daursky y fueron ellos quienes aclararon sus dudas, le dijeron que se trataban de
gatos Palla o Manuls, unos gatos salvajes nativos de Asia Central.Los llevó nuevamente a casa y allí consiguió que una gata común, alimentara a los cuatro felinos y que estos se hicieran más fuertes, y así poderlos llevar al sitio donde realmente pertenecen. Pues estos lindos gatitos no son una mascota,
deben vivir al aire libre y disfrutar del ambiente.Por tratarse de gatos salvajes ese el hábitat que les corresponde, no es aconsejable someterlos a la rutina humana, ya que pueden presentarse situaciones peligrosas, pues ellos simplemente responderán a sus instintos y defender su territorio es su consigna.
Lo más sano y adecuado es ubicarlos donde se sientan a gusto y eso fue lo que hizo finalmente el granjero.
Que susto se llevó este granjero, pero con todo su amor cuido por unos días a estos lindos gatos,
¿tú harías lo mismo?