Seamos sinceros... ¿Cuántas veces al día te comparas con alguien más? ¿Cuántas veces dudas de tus capacidades? ¿Cuánta energía gastas en esto? Existen infinidad de situaciones que nos exponen a comparaciones, como por ejemplo esa publicidad que te hace creer que tienes que ser igual que otra persona que “ya logró esto tan elemental”.
Si bien compararse es algo que la mayoría de las personas hacemos a lo largo de nuestra vida, no quiere decir que esté bien ni mucho menos, que esto nos haga bien.
Con estos tres consejos proponemos que, pienses en lo diferente que sería tu vida si, en lugar de buscar todo lo negativo en ti, encontrarás esas áreas de oportunidad para quererte y conocerte mejor.
3 consejos para dejar de compararnos con los demás
1. Todos y todas somos diferentes
Primer paso aliviador: entender que no seremos iguales a otra persona. Vamos, ¡esto es lo divertido de la vida! Resultaría muy aburrido que todos fuéramos iguales y pensáramos exactamente igual ¿no lo crees? Todos tenemos fortalezas, debilidades y áreas de oportunidad. El desafío será saber quién eres y hacer todo lo que puedas para lograr tus metas propias y personales, no las de alguien más.
2. El foco está en ti
Claro, imagina si toda la atención que pones en las demás personas podrías invertirlas en momentos positivos para ti. Enfoca en tu bienestar tanto físico como emocional, verás que poco a poco te irás sintiendo mejor y dejarás de poner tu energía en saber qué están haciendo otros (tanto en sus redes sociales como en sus planos más individuales).
3. Quiérete un poco más
Acéptate como eres y ofrécete los laureles que mereces por tus logro. Ten en claro que, si no lo haces tú, nadie más lo va a hacer.
Léenos bien: ¡Tú eres, tú vales! No dejes que nada ni nadie te diga lo contrario.