El estrés puede influenciar sobre tu vida, por eso en este artículo ahondamos en el estrés crónico, es decir, el que dura por un periodo largo de tiempo; ya que está el estrés agudo que es el que normalmente sentimos frente a una situación de riesgo como la práctica de un deporte extremo, un frenazo cuando estamos manejando el auto o cuando tenemos un pequeño desacuerdo con alguien y eso genera una sana discusión.
El estrés puede generar síntomas físicos, psíquicos y cognitivos, a continuación te comentamos un poco sobre cada uno para que puedas identificar sus características con mayor facilidad:
Síntomas físicos
Se agotan el cuerpo y la mente. Se presenta dificultad para conciliar el sueño.
Debilita el sistema inmunológico, por ello estás más propenso a enfermarte. Ahí el motivo por el que puedes estar padeciendo dolores de cabeza con mayor regularidad o dolor de estómago.
La mente está tan activa, en un estado de alerta; que por ello se generan trastornos de sueño. Por un lado puede que tengas dificultad para dormir y por el otro puede que pases todo el día con sueño.
En el caso de los dolores de estómago esto se debe a un trastorno digestivo, puede que se te quite el hambre o que cuando comas se te dificulte hacer la digestión.
Síntomas psíquicos
Tensión permanente, existe la posibilidad de llegar a un punto en el que te sientas quemado o fundido por el agotamiento.
El mismo estrés te puede llevar a estar más sensible o irritable. Una simple pregunta como: ¿qué tal tu día?, puede hacer que contestes con gritos y de mala gana.
El estar tan preocupado, con cansancio y muchos pensamientos en nuestra mente nos puede conducir también a un estado depresivo en el que llorar resulte como una especie de desahogo. Hasta puede afectar la autoestima, haciéndonos sentir menos y optando por el aislamiento social.
Síntomas cognitivos
Puede que estés tan agotado que empieces a cometer más errores que de costumbre, ya que no estás asimilando bien las cosas.
El estrés aumenta los niveles de cortisol (hormona que incrementa los niveles de azúcar en la sangre y suprime la acción del sistema inmunológico) en algunas áreas del cerebro, por lo que se limita tu receptividad de conocimiento. Estarás en un estado de preocupación permanente y no será tarea sencilla hallar una solución a tus problemas, te sentirás bastante indeciso.
¿Cómo combatirlo?
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Actividad física: Puedes nadar, correr, ir al gimnasio, hasta compartir una buena caminata con tu perro.
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Practicar técnicas de relajación como: yoga, taichí, meditación, masajes. Inhalar y exhalar marca la diferencia, además eso nos ayuda a cultivar nuestro espíritu y serena la mente.
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Socializar: compartir un café con una amiga en una tarde de catarsis, o ponernos al corriente con ese familiar que tenemos tiempo que no vemos te puede servir para recargar energías y alimentar el alma.
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Hacer tiempo para disfrutar de cosas que te gustan como: leer un buen libro, pintar, ver una película, escuchar música o ir a la playa.
Por último te recomendamos buscar la ayuda de un profesional cuando sientas que no has encontrado la causa que motiva tu estrés, él te puede ayudar a identificarlo.
Fuentes consultadas: