Todo comenzó en marzo de 2007, cuando un visionario artículo publicado en Men’s Health le dio por primera vez un nombre a esa situación que muchas mujeres habían experimentado en el gimnasio mientras practicaban ejercicio.
Se trata del “Coregasm” (una mezcla de “core”, “núcleo”, pero también “abdomen” y “orgasmo”), donde no hace falta compañía ni estimulación de ningún tipo, ya sea propia o ajena, ni siquiera una fantasía, para que las mujeres obtengan placer sexual e incluso lleguen al orgasmo.
Los científicos han demostrado por primera vez que el inocente ejercicio físico puede conducir al clímax femenino. En concreto, hacer abdominales, trepar por una cuerda, el spinning o levantar pesas pueden provocar esos placenteros y totalmente inesperados efectos secundarios.
El trabajo, que aparece publicado en una edición especial de la revista Sexual and Relationship Therapy, dedicada a la salud sexual, se basa en encuestas realizadas a 124 mujeres que afirmaron haber experimentado orgasmos inducidos por el ejercicio (EIO, por sus siglas en inglés) y 246 mujeres que experimentaron placer sexual inducido de la misma forma (EISP), sin llegar hasta el final. Las mujeres tenían entre 18 y 63 años, la mayoría estaban casadas o tenían pareja y alrededor de 69% se identificaron como heterosexuales.
Hacer ejercicio y sentir placer al mismo tiempo
La primera referencia que se tiene del orgasmo inducido por el ejercicio se remonta a unas cuantas décadas atrás, cuando Alfred Kinsey se refirió a él en su libro Comportamiento sexual de la mujer (1953), donde aseguraba que era experimentado por alrededor de un 5% de las mujeres. Es relativamente habitual que la estimulación de los músculos abdominales provoque el clímax en algunas mujeres. Uno de los principales causantes es la máquina del gimnasio conocida como la Silla Capitán, y que permite alzar las piernas en un ángulo de noventa grados mientras nos sujetamos con los brazos.
Lo que provoca este movimiento es la contracción de los músculos del suelo pélvico, los mismos que participan durante un orgasmo convencional, quizá junto a cierta estimulación del clítoris. Por eso, las mujeres que suelen alcanzar con una mayor frecuencia esta clase de clímax son las que se encuentran en un mejor estado de forma y, sobre todo, con un suelo pélvico más fuerte. Esto se puede obtener a través de los conocidos ejercicios Kegel, que practican las embarazadas para evitar las pérdidas de orina y facilitar el parto, y que consisten en mantener la contracción de los músculos pélvicos todo el tiempo que sea posible.
Hoy te damos 4 ejercicios para que llegues al clímax fácilmente.
1. Abdominales
Lo más sencillo y quizá lo más efectivo. Consiste básicamente en tumbarse en la colchoneta y, con las piernas cruzadas (es importante que las extremidades inferiores se encuentren tensadas), incorporarnos. En algunos casos, explican las afortunadas coregásmicas, viene bien poner un cojín en las lumbares para ayudar a que los músculos se contraigan.
2. Levantamiento de piernas
Ya sea en la excitante Silla Capitán o tumbados en el suelo, levantar las piernas es el gesto que con mayor frecuencia conduce a estos orgasmos espontáneos, especialmente si las mantenemos juntas para que aumente el roce. Una alternativa a alzar las piernas hasta los 90 grados es, si nos encontramos en buena forma, trazar círculos con ellas mientras colgamos de una barra. Si por el contrario, el ejercicio no es lo nuestro, podemos probar levantando una pierna cada vez.
3. Alzamiento de pierna mientras colgamos de la barra
Debemos agarrarnos de una barra horizontal, de forma que nuestros brazos se encuentren perpendiculares al suelo. Entonces, alzamos las piernas, que han de permanecer completamente rectas, hasta que formen un ángulo de 90 grados con nuestro torso. Aquí viene lo bueno: lentamente, debemos volver a bajar las piernas hasta el suelo, y repetir varias veces.
4. Flexiones con balón medicinal
Este instrumento puede ayudarnos a aumentar la intensidad del ejercicio, sobre todo cuando nos encontramos cabeza abajo, tumbados en una banca con 45 grados de inclinación. Debemos subir agarrados al balón y liberarlo mientras ascendemos y retenerlo mientras nos reclinamos. En este ejercicio, la flexión de las piernas tensionadas es esencial.
Fuentes: