Es inexplicable la conducta de algunos seres humanos al gozar con causar daño a los demás, y lo lamentable es que este comportamiento parece multiplicarse entre las personas. ¿Qué se puede sentir cuando somos responsables de apagar una vida, de causar heridas no solo físicas sino también psicológicas, ultrajar, maltratar y humillar a otro? Un interrogante que quisiéramos comprender.Se necesita tener un corazón duro y un alma negra, cuando no se tiene ni la más mínima consideración por los otros, cuando se actúa con ensañamiento y sin escrúpulo ninguno, indudablemente debemos presumir que quien sea capaz de tantos atropellos, no está en sus cinco sentidos y se encuentra fuera de sí mismo.Aisha Mohammadzai es el testimonio real de la más grande crueldad que se puede vivir. Experimento lo que es vivir en medio de una sociedad machista donde las mujeres son tratadas como objetos, donde no se les considera seres humanos pensantes, donde merecen ser castigadas por no seguir los mandatos de sus dueños, quienes se dicen ser sus esposos.Esta chica nacida en Afganistán, muy niña perdió su  madre y fue obligada a casarse con un hombre para saldar una deuda de la familia, apenas cuando contaba con 12 años de edad. Una pesadilla que empezaba a vivir, pues aquel hombre abusaba constantemente de ella, una situación que soporto esta joven durante 4 años, hasta que no pudo más y escapó de aquel lugar.Al poco tiempo fue llevada a prisión por escapar de su hogar y a los 5 meses el juez le ordenó regresar con su esposo, algo terrible para ella. Aquel salvaje la ato a un árbol y junto con otros hombres le cortaron la nariz y las orejas, algo que su marido le hizo considerando que podía castigarla por su mal comportamiento.Nadie hizo nada por defender a Aisha, pues todos pensaban que era algo merecido para la chica, según las costumbres de aquella sociedad las mujeres le perteneces al hombre y ellos deciden que hacerles y cómo tratarlas.Al recibir tan horribles mutilaciones la mujer empezó a perder mucha sangre y sin piedad alguna fue abandonada. Pasaron minutos o quizás horas hasta que la chica pudo despertar, pues se había desmayado por tanto dolor y debilidad. Se desamarro como pudo y caminó hasta una casa donde una mujer la ayudó llevándola a un campamento para refugiados perteneciente a los Estados Unidos.Allí recibió cuidados médicos y se le hicieron las cirugías necesarias para reconstruir su rostro, tuvo que someterse a un proceso muy doloroso pero necesario para recuperarse completamente.Finalmente hoy en día está feliz de tener esta segunda oportunidad de vivir, aunque tiene algunas cicatrices, para ella lo importante es vivir en libertad y se aferra a su nueva familia quienes la acogieron y están apoyándola constantemente.