¿Has notado la cantidad de personas que se encuentran sin trabajo y careciendo de lo más indispensable? Es asombroso ver cuántas personas están desempleadas, con compromisos y obligaciones pero no tienen cómo solventarlas. Diariamente recorren las calles en busca de trabajo y sin poder encontrarlo.La situación se complica aún más cuando se tiene más de 40 años, no tienes una carrera universitaria o tienes antecedentes penales. Sin duda alguna en estas circunstancias es imposible abrir las puertas al mundo laboral. Por tal razón muchas personas terminan deambulando por las calles y viviendo de la caridad de los demás.Una historia similar vivió Marcus quien ya tenía un buen tiempo viviendo en las calles y pidiendo monedas para poder aunque sea comer. Su vida era totalmente triste y no tenía otra alternativa más que vivir en las calles y hacer de ellas su hogar.Como ya era costumbre en este hombre, entró a uno de tantos lugares que recorre para pedir alimento. En esta ocasión hizo su entrada a la cafetería Abi’s Café ubicada en Minneapolis, Estados Unidos. La dueña de aquel lugar era Abi, una mujer muy trabajadora que sin descanso se dedicaba a su negocio, pero quien pasaba por una fuerte crisis económica y no se sentía muy bien.Marcus se dirigió a ella y le pidió una moneda para comprar comida, ella lo miró y le sugirió trabajar para que el mismo comprara lo que quisiera, el hombre con voz muy triste le dijo que ese era su sueño, pero que nadie le daba trabajo. No despertaba la confianza de nadie y era rechazado constantemente.La mujer con mucho cariño le ofreció trabajar en el Café y que la comida y dormida serían para hora su pago, más adelante le pagaría un sueldo digno, pero por la situación económica que Abi atravesaba era lo que podía ofrecerle.El hombre con un gesto de alegría y asombro acepto. Se encargaría de lavar los platos, algo que cumplió a cabalidad y además hacia otras labores muy útiles para el lugar. Llegó el momento en el cual ya recibió el salario por su trabajo y desde ese momento cada que comía pagaba, la dicha que sentía al poder pagar era fantástica.Los seres humanos poseemos sentimientos muy hermosos y esto lo evidenciamos con el hermoso gesto de la dueña de este café y el agradecimiento y corazón bondadoso de Marcus quien también empezó a ayudar a otros, ¡genial!