La consideración y el respeto por los demás es algo que tristemente vemos como se ha perdido, pensamos en el “yo y solo yo”. Un verdadero problema que no solo embarga a las familias, sino a la sociedad en general.Es importante preocuparnos por nosotros, pero sin perder la sensibilidad ante las necesidades de las otras personas, esto marca la diferencia y nos hace verdaderos ciudadanos con una aporte significativo para la humanidad, por pequeño que este sea.Por eso la historia de un pequeño niño nos conmueve y confirma que en el mundo aún existen personas con principios y con dignidad. Personas capaces de mirar sin ignorar las diversas situaciones que se nos puedan presentar y tender su mano amiga para ayudar, también con esta acción, entendemos que tenemos la esperanza de un mañana mucho mejor.Nuestro protagonista un niño no mayor de 11 años, viaja camino a su casa en compañía de su  madre, ambos iban sentados en el transporte público, aprovechando ese momento para descansar después de un día muy ajetreado.El infante observó a una señora con su bebé en brazos y cedió noblemente su puesto para que tanto la madre y su hijo pudiese ir más a gusto. En el recorrido la madre de nuestro protagonista se quedó dormida pues el agotamiento que tenía luego de la jornada laboral tan intensa, la redujo gradualmente hasta quedar profundamente dormida.El niño con un amoroso gesto puso su mano para que su madre apoyara la cabeza y en el otro brazo llevaba su equipaje, una posición muy incómoda en la que sin duda estaba viajando el niño, pero su amor era tan grande que no puso reparo y voluntariamente en todo el viaje trato en lo posible que su madre pudiese descansar.Los que lo observaban quedaban admirados, pues este pequeño a pesar de su corta edad, dejó una lección muy grande para todos los viajeros que iban en el autobús. La mayor demostración de amor y consideración que se pueda tener por otra persona, este infante la ha tenido con su progenitora.Quizás algunos piensen que esto no es nada heroico o llamativo, pero la verdad que sí lo es, y si no apreciamos estos gestos sencillos de amor, estamos perdidos. Es más que justo reconocer cuando alguien actúa bien, y este chiquillo sí que merece que hoy le digamos gracias y alentemos a más chicos a seguir su buen ejemplo.